viernes, 22 de febrero de 2013

Auge y Destrucción de la Clase Media

Publicado en "Cinco Dias" 
Febrero 2013

No es fácil determinar que colectivos humanos forman la denominada clase media. En cada tiempo, en cada lugar y en cada cultura los límites cambian y los criterios para establecer una definición clara varían. Casi se llega a la conclusión que es más una sensación del colectivo que una definición cerrada.

Durante los últimos setenta años se ha tenido en España la sensación de que la clase media aumentaba, cada vez más ciudadanos formaban parte de ella y las distintas facetas del llamado estado del bienestar las iban cubriendo, disfrutaban sin grandes problemas de enseñanza, sanidad, vivienda, un puesto de trabajo, una jubilación y unos comedidos ahorros, el país prosperaba. Pero, esta línea de crecimiento, de expansión, se está deteriorando muy gravemente en estos últimos años.

La clase media la componen ciudadanos, en principio, con una gran tolerancia, estiman como superior la libertad individual y el riesgo que conlleva el  direccionismo y la protección del Estado. Estabilizan la sociedad y sólo en situaciones extremas reaccionan con ira, contra quienes entiende que están destrozando su hábitat natural.

El área de actividad económica de la mayoría, suele ser el ejercicio de actividades profesionales, y el mantenimiento de pequeñas y medianas empresas. En la actualidad, estos grupos están siendo violentamente zarandeados por la actual crisis económica. Cierre de pequeñas empresas, reducción de sueldos y pensiones, desvalorización  de sus activos en los que invirtieron durante toda la vida, aumento de costos en servicios absolutamente necesarios, tratamiento fiscal que deteriora gravemente su capacidad de ahorro y de consumo, y siga sumando.

No seamos ajenos a que si en el momento actual, seis millones de parados, no son un explosivo que vuela nuestra sociedad, se debe a ese enorme colectivo, hasta ahora, de clase media, que ha acogido a los suyos y les está permitiendo sobrevivir.

Este grupo de ciudadanos es, sin embargo, mucho menos tolerante, al ver invadida su área de privacidad, lo que entienden por la libertad fundamental para organizar su vida y la de los suyos. Viven el núcleo familiar como un valor absoluto y entienden que  este núcleo  tiene todo el derecho a educar a los suyos conforme a sus creencias, sean estas cuales sean y a ser absolutamente respetado en las mismas.

Desean la mayor libertad posible para realizar sus actividades profesionales o empresariales y les desespera leer en los diarios y boletines oficiales normas y más normas que coercitivamente tratan de limitar su actividad. Tampoco ven con buenos ojos el crecimiento sin fin de entidades, organismos y empresas públicas, donde el “rum, rum” de la corrupción, del cohecho y del despilfarro como característica permanente de los mismos es evidente.
Casi la única exigencia de este colectivo al Sector público es que actúe con los medios y medidas necesarios para garantizar la existencia real, no virtual, de un Estado de derecho, que proteja sus personas y sus bienes.

Exige leyes, pocas y simples, que traten igual a los que son iguales, Gobiernos que cubran el cumplimiento de dichas leyes y una Justicia que cuando la ley es violada, en un tiempo razonable, sancione y desaliente a quien la incumpla.

En la actualidad, el núcleo familiar está siendo atacado permanentemente y no se defiende ninguna medida que favorezca eficazmente la institución. La intromisión en la educación ética y moral de los hijos es constante. El crecimiento del Sector público se ha vuelto incontrolable, con su exhibición de corrupción, cohecho y despilfarro. La sensación de inseguridad en cuanto a las personas y bienes se extiende a una gran velocidad. La aceptación de que las leyes tratan a los iguales, igualmente, de que la actuación del Gobierno consigue el cumplimiento de dichas leyes y de que las sentencias de los Tribunales reponen el daño causado y restituyen los bienes robados es absolutamente mínima entre los ciudadanos. El descontento de la clase media es creciente.

Hace un par de semanas, durante uno de sus discursos Barack Obama dijo “Es tarea de nuestra generación volver a poner en marcha el motor de crecimiento económico de América: una emergente y próspera clase media”.

Pues sí, una clase media potente es estabilidad social y crecimiento económico, su destrucción es inestabilidad y miseria social.